Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

miércoles, 15 de junio de 2011

El ronquido

¿Está seguro de que quiere beber este medicamento que le hará dormir y luego morir?
-Sí, seguro. 
Hasta ahí todo bien. La muerte, bella, venía por la blanca alfombra aséptica que había tendido la clínica. El hombre bebió serenamente la pócima envenenada. Y se durmió por última vez.
Inesperadamente, roncó.
Era un ronquido. No un estertor de muerte, sino un ronquido que denotaba la vida. Un sonido inarticulado, una resistencia al paso del aire por la garganta. Una resistencia del cuerpo.
Fue horroroso. El ronquido develó brutalmente que la muerta maquillada no era sino un cuerpo que moría, la inminencia de la carne corrupta.
Fue obsceno, nadie quiere ver el cadáver. Por algo en estos tiempos los moribundos mueren en soledad.

(Antes de ayer la BBC difundió un documental sobre el suicidio asistido de Peter Smedley en la clínica suiza Dignitas).