Una escuela sancionó a una alumna de tercer año que usó su celular en horas de clase para subir a Facebook la foto que acababa de tomar a una compañera. La punición consistió en quitarle su condición de abanderada y exigirle una composición sobre el “uso y mal uso de los medios de comunicación”.
Los padres no aceptaron la sanción. Y llevaron el caso a tribunales. Por suerte, porque otros progenitores muelen a palos a los docentes que osan contradecir a sus hijos.
Antes, “la señorita” era un personaje ilustre de los barrios, no menos insigne que “el doctor”. Ya no es así. La escuela no es más (o lo es cada vez menos) el lugar donde ocurre la socialización secundaria, aquel proceso en que los chicos internalizaban valores y normas congruentes con la socialización primaria que se daba en la familia.
Hay, desde hace tiempo, un conflicto de largo aliento. Lo que no es malo en sí mismo. Pero ¿dónde se da la socialización secundaria? ¿En el programa de Tinelli?