Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

sábado, 24 de agosto de 2013

Suicidio en Buenos Aires

El Watson’s Hotel y la Iglesia de la Inmaculada Concepción 
(La Redonda), circa 1860
La bala perforó la sien y buscó instantáneamente su destino de muerte. La otra, igual. Fueron dos detonaciones. Las dos salieron de un cuarto del Watnson’s Hotel; tal vez hayan tenido su eco en la recova, al costado de la Inmaculada Concepción, en el barrio de Belgrano. Las sangres derramadas de Julius y Theresa iban formando un espejo sobre piso.
Esto fue un 3 de mayo de 1878. Cinco días antes, habían llegado desde Hamburgo el matrimonio formado por Karl Scheiber y Theresa con sus tres hijos y un amigo de la familia, Julius Rohlfs. Quién sabe cuándo empezó el romance entre Theresa y Julius, pero dos días después del desembarco, ella desapareció del Hotel de Inmigrantes.
Karl los encontró en el Watson. Intimó a su mujer a que lo acompañase. Cuando ella fue a buscar su sombrero (ninguna mujer se atrevería a salir a la calle sin sombrero, aun en esa circunstancia dramática), su amante le descerrajó un disparo en la sien. Todavía no se había acallado la detonación cuando él también se pegó un tiro.
Era un pacto suicida. Julius dejó un papel donde decía: No he hecho sino lo que hubiera hecho cualquier hombre honesto, quitando al tirano la víctima, a la que durante seis años la hizo una vida de penas.