Las abuelas saben bien que una friega de vaselina tibia alivia los dolores de espalda. Y que nada mejor para las ampollas en los pies y las grietas en las fosas nasales causadas por la alergia.
Todo el mundo sabe para qué sirve la vaselina. Salvo la Bella Dorita, que está cerca de su noche de bodas. La mamá le regaló un pote de vaselina. Dicen las viudas y las casadas que con la vaselina no se nota nada.
Pero la niña no sabe para qué es ni en qué sitio la pondrá.
No hay nada que hacerle, habrá que escuchar este cuplé de 1933: http://www.youtube.com/watch?v=bt2IRPxJerE