Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

sábado, 17 de agosto de 2013

La primera vez

Calle de Buenos Aires, circa 1960
“Yo nunca había mantenido relación sexual con una mujer. Desde ese momento comencé a imaginarme mi comportamiento como hombre conocedor y «canchero». Acostarme con una prostituta me pareció lo más natural. Todos mis amigos mayores ya lo habían hecho antes. (…) Cuando mi amigo me dijo «Ahora te toca a vos», avancé rápido. Pero con paso pesado y firme. Cuando llegué junto a la mujer y al pequeño farol que la iluminaba, mis pasos quedaron detenidos y sin iniciativa. Percibí como un murmullo que partía de ese cuerpo abierto en cruz: «¡Vamos pibe!, que todavía faltan muchos». No recuerdo con exactitud si me dejé o me saqué los pantalones. Pero lo que recuerdo con absoluta exactitud fue el vértigo que se apoderó de mí. Me vi tirado sobre el cuerpo caído eyaculando en el mismo instante en que supongo se introdujo el miembro, mientras escuchaba como un susurro en mi oído que decía: «¡Qué rápido sos pibe!»”

Julio Mafud, La revolución sexual en la Argentina, Buenos Aires, 1966