Calle de Buenos Aires, circa
1960
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“Yo nunca
había mantenido relación sexual con una mujer. Desde ese momento comencé a
imaginarme mi comportamiento como hombre conocedor y «canchero». Acostarme con
una prostituta me pareció lo más natural. Todos mis amigos mayores ya lo habían
hecho antes. (…) Cuando mi amigo me dijo «Ahora te toca a vos», avancé rápido.
Pero con paso pesado y firme. Cuando llegué junto a la mujer y al pequeño farol
que la iluminaba, mis pasos quedaron detenidos y sin iniciativa. Percibí como
un murmullo que partía de ese cuerpo abierto en cruz: «¡Vamos pibe!, que
todavía faltan muchos». No recuerdo con exactitud si me dejé o me saqué los
pantalones. Pero lo que recuerdo con absoluta exactitud fue el vértigo que se
apoderó de mí. Me vi tirado sobre el cuerpo caído eyaculando en el mismo
instante en que supongo se introdujo el miembro, mientras escuchaba como un
susurro en mi oído que decía: «¡Qué rápido sos pibe!»”
Julio Mafud, La revolución sexual en la Argentina, Buenos Aires, 1966