Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Personajes. Isabel Dorrego

El fusilamiento de Dorrego, Roberto Duarte, 1991

Era un 13 de diciembre como todos los 13 de diciembre. Caluroso, húmedo de río. El viento traía el vaho pestilente del zanjón de Granados. Como siempre, Isabel había abierto el salón a sus allegados.
El criado ofrecía candeal (esa especie de ponche hecho de leche, huevo, trigo candeal y algo de aguardiente) en pesadas copas de cristal europeo. Algunos preferían horchata o naranjada de naranjas venidas de San Isidro. En una mesa había buñuelos fritos con miel, alfeñiques y pasteles bien rociados con azúcar blanco del Brasil.
Nada faltaba en los recibos de Isabel, que había aprendido las artes de recibir de Facundo Quiroga, a cuyo salón iba con su madre, doña Ángela, cuando era apenas una niña.
Sentada sobre una anacrónica tarima de recibo la mujer llevaba su habitual vestido de misa, negro como el ala de un cuervo. Tenía el empaque entre distante y asustado de una señorita soltera, pese a que hacía rato que había pasado la edad de merecer.
Después de los refrescos, Isabel llamó al criado con un gesto que dio a entender a los invitados que se serviría un plato especial. Al momento, el moreno trajo una bandeja de plata.
Y, sobre ella, un plato de loza inglesa con la cabeza de un gallo recién degollado. –Es la cabeza de Lavalle, dijo Isabel, como todos los 13 de diciembre, el día que Juan Galo de Lavalle mandó fusilar a su padre, Manuel Dorrego.