Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

sábado, 23 de marzo de 2013

Un poema del carajo


Al pan, pan. Al vino, vino. Y al carajo… setenta y tres modos de nombrarlo. (Carajo, claro, es el nombre “malsonante”, dice la Real Academia, del miembro viril). Sólo hay ocho nombres para la vulva… y no valen un carajo.
Así escribía el erudito Francisco Acuña de Figueroa (1791-1862), notable literato que versificó el himno del Uruguay y, extrañamente, también el del Paraguay. El hombre escribió treintaiún cuartetas endecasilábicas amorosamente rimadas. Éstas son las últimas cuatro de la tan admirable nomenclatura del pene: En fin, aquí termina mi trabajo / Si algún censor severo lo condena. / Que me eche un buen Carajo... en hora buena. / ¡Qué más quisiera yo, que un buen Carajo!
La Nomenclatura y apología del carajo (que se transcribe más abajo) se editó en Montevideo recién en 1922. El editor decidió que el opúsculo circulara privadamente. Lo bien que hizo.