Al pan, pan. Al vino, vino. Y al carajo… setenta y tres
modos de nombrarlo. (Carajo, claro, es el nombre “malsonante”, dice la Real
Academia, del miembro viril). Sólo hay ocho nombres para la vulva… y no valen
un carajo.
Así escribía el erudito Francisco Acuña de Figueroa
(1791-1862), notable literato que versificó el himno del Uruguay y,
extrañamente, también el del Paraguay. El hombre escribió treintaiún cuartetas
endecasilábicas amorosamente rimadas. Éstas son las últimas cuatro de la tan
admirable nomenclatura del pene: En fin,
aquí termina mi trabajo / Si algún censor severo
lo condena. / Que me eche un buen Carajo... en hora buena. / ¡Qué más quisiera
yo, que un buen Carajo!
La Nomenclatura y
apología del carajo (que se transcribe más abajo) se editó en Montevideo recién
en 1922. El editor decidió que el opúsculo circulara privadamente. Lo bien que
hizo.
Nomenclatura y
apología del carajo
La lengua castellana es tan copiosa,
En voces y sinónimos, tan rica,
Que con nombres diversos, cualquier cosa
O con varias metáforas explica
Monarca Soberano, y Rey... ¡qué encanto!
Todo es un mismo nombre repetido;
Y tres veces también con un sentido
Son, Pontífice; Papa, y Padre Santo.
Pero hay de grande aprecio entre los hombres,
Un cierto pajarraco, o alimaña,
Que tiene más sinónimos, y nombres
Que títulos tenía el Rey de España.
Yo, por tal de evitárosle trabajo
De una investigación algo penosa,
Diré que esa alimaña, o quisicosa
No es el Papa, ni el Rey sino... el Carajo!
Miembro Viril, o miembro solamente
Le llama el diccionario... ¡Qué mezquino!
Sus nombres en el uso más frecuente
Son el nabo, el zurriago[1],
y el pepino
(flores son de la Lengua Castellana)
el visnago, la pica y la macana
son como la mazorca y el cipote.
El príapo, la porra, y el chorizo.
El rábano, la pija, y el badajo;
Picha y ciruela en español castizo
Son sinónimos todos del Carajo.
el tarugo, el lenguado, y la banana
el pito, y el vitoque... es cosa llana
que equivalen al chocho[6],
y al zanguango.
La butifarra, el tronco, y la batata
O el lagarto, le llama cualquier topo
el aquello, o la cosa, la beata
y el fraile, la correa, y el hisopo.
Muchos suelen llamarle, el trompo, el sapo
otros, el motillón, y el calabrote[7];
los músicos, la flauta, o el fagote
Siguiendo a la metáfora la hebra
llámanle, el narigón, el nene, el chato
el tramojo[10], el merengue y de barato,
van péndulo, panal, bicho y culebra.
La berenjena, la pistola, el dómine,
bien lo sabe cualquiera chuchumeco[11]
todos vienen a ser Carajo "in nomine"
lo mismo que el gazapo[12],
y el muñeco.
En el estilo vulgar, llámanle el rabo
y algunos el peludo... ¡Impropio nombre!
pues por más pendejudo que sea un hombre
no tiene tales pelos en el nabo!
Tiene otros cien apodos que no cuento
que aplica cada cual, según su antojo
como el corvo, la pieza, el instrumento.
el mondongo, el apéndice, el hinojo.
El negocio, la polla, y la poronga
van como suplemento... y pica punto
que no falta purista que suponga
que esto el miembro, y cojones todo junto.
He aquí en todas sus fases, y conforme
a la ley, por el uso sancionada
con setenta y tres nombres señalada
aquella quisicosa-multiforme.
La cajeta de nombres menos rica
no puede competirle y alza moño
aunque ostenta sus títulos, de chica
o de raja, argolla, concha y coño.
Lejos de competirle, queda abajo
En buena hora, le añadan papo, y chocho,
Nombres de morondanga... Ellos son ocho
Y entre todos no valen un ¡Carajo!
Yo, en cualquiera emoción, desahogo el pecho
Cuando un fuerte ¡Carajo! desembucho...
Interjección potente del despecho
Que si es echada a tiempo, vale mucho.
Del sexto en los sentidos corporales,
es el carajo la mejor presea;
y más si es de esos miembros burricales
que ostentan a la par Fajardo y Zea.
Palabra comodín, que entra al destajo
en todo, pues se dice sin reproche,
fría como un Carajo está la noche
O caliente está el sol, como un Carajo.
Un buen gallo contenta a cien gallinas
y a diez hembras, cualquier mameluco
y por ser bien armado, el Rey Nabuco,
se preñó a cuatrocientas concubinas.
No me vengan hipócritas devotos,
tratando de indecentes mis razones,
ellos dicen, testículos y escrotos,
y se asustan de huevos y cojones.
El venerable Astete, sin reparo,
Y en verdad que ninguno lo acrimina
No fornicar prescribe en su doctrina
que es decir, no joder hablando claro.
Masturbación... ¡satánico delito!
Clama el predicador; pero un galopo
sigue en la tanda de sobarse el pito
¿Por qué? Porque no entiende aquel piropo.
En asunto de nabo, o de cajeta
pan, pan, y vino, vino, es lo acertado
dígase claramente que es pecado
el hacerse la paja o la puñeta.
El profeta Ezequiel, dis que Doliba
se entregaba a cualquiera rodaballo
con tal de que le arrimasen panza arriba
Verga de burro, y chorro de caballo.
Un Carajo de un seme, grueso y sano
es digno de coronas y guirnaldas
Así ante tan potente soberano
Las nobles y plebeyas, caen de espaldas.
Hay de Carajos, variedad bastante
Largos, cortos, redondos, puntiagudos!
derechos y torcidos, servigudos!
Y romos y de punta de diamante.
Si el miembro de botón, como el de un perro
se engancha al fornicar y es un estorbo
y es bueno que sea duro, como un hierro
y es mejor es derecho, que no corvo.
En fin, aquí termina mi trabajo
Si algún censor severo lo condena
Que me eche un buen Carajo... en hora buena
¡Qué más quisiera yo, que un buen Carajo!
[1] Correa larga y flexible con que
se hace bailar el trompo.
[2] En arquitectura, cuerpo
cilíndrico que sirve de base a la cúpula
[3] Hierro largo que a modo de maza
se colgaba de la argolla sujeta al cuello de los esclavos que solían fugarse.
[5] Ramal de cuero, cuerda o soga, que sirve
especialmente de rienda o de látigo.
[6] Vulgarmente, vulva.
[7] Término marinero que alude a un cabo grueso
hecho de nueve cordones colchados de izquierda a derecha, en grupos de a tres y
en sentido contrario cuando se reúnen para formar el cabo.
[8] Palanca de madera, redonda por una
extremidad y cuadrada por la otra, que usan los artilleros.
[9] Pieza de hierro de dos ramas, en forma de
espiral, que, firme en el extremo de un asta, sirve para extraer los tacos,
saquetes de pólvora y algunas clases de proyectiles del ánima de los cañones
que se cargan por la boca.
[10] Vencejo hecho con mies para atar los haces de
la siega.
[11] Término despectivo para aludir a un hombre ruin.
[12] Conejo nuevo.