No lo sabían, pero era la fórmula que empleaban los
ingleses: Are you ready? O sea, “¿aureri?”.
Yes, esto es, “diez”. Épocas de
potrero.
En las canchas se vendía una extraña golosina, algo parecido
a un caramelo, envuelta en papel que sobraba y que se cerraba retorciéndolo en
las puntas. La cuestión no era menor. Los caramelos se vendían por “puñados”.
Obviamente, cuanto más grandes los moños, menos cabían en el puño.
Pues bien, la bendita golosina era conocida como chuenga. Una palabra derivada de chweing-gum, un término inglés que los
españoles pronunciaban literalmente.
¡Chuenga! ofrecía su mercadería José Eduardo Pastor a quien
llamaban… Chuenga.
Chuenga vendía los caramelos tanto a los hinchas locales
como a los visitantes.
¡Ah, para los que no lo saben! Hubo un tiempo en que los visitantes también iban a la cancha.
¡Ah, para los que no lo saben! Hubo un tiempo en que los visitantes también iban a la cancha.
Primero fue la profesionalización, después la televisión, más tarde la Champion League. Adiós, fútbol.