Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

lunes, 30 de septiembre de 2019

¿Aureri?

¿Aureri?, preguntaba el capitán de un equipo. Diez, contestaba el otro capitán. Entonces, sólo entonces, empezaba el partido.
No lo sabían, pero era la fórmula que empleaban los ingleses: Are you ready? O sea, “¿aureri?”. Yes, esto es, “diez”. Épocas de potrero.
En las canchas se vendía una extraña golosina, algo parecido a un caramelo, envuelta en papel que sobraba y que se cerraba retorciéndolo en las puntas. La cuestión no era menor. Los caramelos se vendían por “puñados”. Obviamente, cuanto más grandes los moños, menos cabían en el puño.
Pues bien, la bendita golosina era conocida como chuenga. Una palabra derivada de chweing-gum, un término inglés que los españoles pronunciaban literalmente.
¡Chuenga! ofrecía su mercadería José Eduardo Pastor a quien llamaban… Chuenga.
Chuenga vendía los caramelos tanto a los hinchas locales como a los visitantes.
¡Ah, para los que no lo saben! Hubo un tiempo en que los visitantes también iban a la cancha.


River vs. San Lorenzo, el primer partido televisado (18/11/1951).

Primero fue la profesionalización, después la televisión, más tarde la Champion League. Adiós, fútbol.