Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

domingo, 21 de octubre de 2012

"No le permito morirse"

Paula Albarracín de Sarmiento (1774-1861)

A fines de 1861, Sarmiento volvía a San Juan como auditor de guerra. En el camino recibió noticias de su madre. Así se lo contó a su amiga Mary Peabody de Mann:
"En sus últimos años había dejado de sufrir enfermedades, y era feliz, sino es porque no podía trabajar, y por no verme. Su última obra de manos fue una frazada que me mandó a Buenos Aires, con este tierno rótulo. Paula Albarracín a su hijo, a la edad de 84 años.
Como estuviese tan avanzada en años, hacíamos materia de jocosidad, toda vez que hablaba de morir, diciéndole que iba a vivir un siglo; y conmigo hizo un convenio, para que donde quiera que me hallara vendría yo, cuando ella me llamase, para que la acompañara a dejar esta vida.
Hízolo así y la guerra civil me lo estorbó por lo pronto, pero al partir el ejército para San Juan, le escribí del camino el 22 de noviembre de 1861: ‘No le permito morirse antes que yo llegue’. En San Luis, en el camino, encontré a un sacerdote que venía de San Juan. -¿Y mi madre? –Yo la ayudé a bien morir el 21, y me encargó decirle si lo veía que lo bendecía y que no había podido esperarlo más”.