El marido la sorprendió llevándole una carta a Sarmiento que
era, ni más ni menos, una declaración amorosa. A esa altura, Sarmiento era más
que sesentón y a duras penas sobrellevaba su “amistad” con Aurelia Vélez
Sarsfield, veinticinco años más joven que él.
Joaquina tampoco era una niña, tenía sus buenos cincuenta y
cuatro inviernos. Pero el amor es así.
Vaya uno a saber cómo maquinó llevar la carta pecadora. Tal
vez pensó en entregarla en la casa de Sarmiento, en la calle Cuyo entre
Talcahuano y Libertad. No habría sido fácil, las señoras “decentes” no salían a
la calle si no acompañadas por una criada.
Lo cierto es que don Arrotea, el marido agraviado, estaba
que trinaba. Esta mujer está loca, decidió. De modo que la internó, no en el
precario Hospicio de Alienadas, sino en el Instituto Frenopático Argentino,
como correspondía a una dama.
El diagnóstico fue fulminante: Joaquina sufría de erotomanía,
un trastorno de la mente causado por el amor. La carta no era sino un delirio
erótico.
La erotomanía no era rara en aquella época. Las novelitas
que se vendían semanalmente por centavos convencían a más de una señora que
alguien, usualmente de un status social superior, estaba enamorado de ella.
Sarmiento, por ejemplo. Pero Joaquina no era para nada inferior.
María Joaquina del Carmen de Alvear y Sáenz de la
Quintanilla era la hija de un prócer: Carlos de Alvear. Y
sobrina carnal del general José de San Martín.
Al menos esto era lo que decía. En un libro de comercio
lleno de anotaciones y recortes periodísticos, Joaquina sostenía: “Soy sobrina
carnal, por ser hijo natural de mi abuelo el señor don Diego de Alvear Ponce de
León, habido en una indígena correntina, del general José de San Martín…”
De modo que el Libertador no era hijo del viejo capitán Juan
de San Martín, sino de Diego de Alvear. Entonces Carlos de Alvear, su otro hijo,
era su hermano carnal. Y Joaquina su sobrina.
Después de escribir esto, Joaquina fue internada en el
Frenopático. Poco después, un juez la declaró demente e incapaz de administrar
sus bienes.