Francisco José (el uso familiar invertiría los
nombres del bautismo) nació en la apartada reducción correntina llamada Nuestra
Señora de los Reyes Magos de Yapeyú, donde su padre Juan de San Martín y Gómez era
teniente de gobernador.
En 1781, los San Martín se fueron a Buenos
Aires. La familia (todavía sin
su jefe, que llegó tiempo después) se instaló en una casa de la calle San Juan (hoy Piedras), a
una cuadra de la derruida iglesia de San Juan, al lado del convento de Santa Clara de
las monjas clarisas capuchinas. La casa (una planta, ladrillo cocido con techo de tejas)
estaba lejos de la opulencia de los señoriales barrios de La Merced o Santo
Domingo.
Ahí cerca vivía Bernardo Gregorio de las Heras, cuyo hijo Juan sería con el tiempo una de las espadas más destacadas del Libertador. Pero Juan
tenía apenas un año de edad y José sólo tres.
Es improbable que se haya cruzado con alguno de
los que serían los hombres de Mayo: Manuel Belgrano tenía once años y Juan José
Castelli diecisiete. Mariano Moreno, que tenía casi la misma edad, vivía en
otro barrio, el Alto de San Pedro González Telmo, también alejado porque su
padre no era sino un oscuro empleado de las Cajas Reales.
Los San Martín estuvieron en Buenos Aires
apenas tres años. A mediados de 1785, Carlos III ordenó que Juan fuera
trasladado al estado mayor de la plaza de Málaga. El viejo capitán de cincuenta
y siete años de edad y treinta y nueve de servicios era considerado “excedente” de los Reales
Ejércitos.
En vano fatigó las antesalas de palacio para
volver a las Indias. No le quedó sino dar un mandato de guerra a su
descendencia. Uno a uno, sus hijos fueron entrando a los ejércitos del rey.
Juan Fermín llegaría a comandante de húsares de Luzón, Manuel Tadeo a coronel
de infantería y Justo Rufino, el más mundano, revistaría en el Real Cuerpo de
Corps de Su Majestad.
El pequeño José Francisco sentó plaza como
cadete en el regimiento de Murcia. Ya era hora, tenía once años. La infancia se
había acabado.
¿Y si evocáramos a nuestros próceres en ocasión de su
nacimiento
y no de su muerte, como ahora?
En su Historia de San Martín,
Bartolomé Mitre afirmó que José Francisco de San Martín estudió en el Seminario de Nobles de Madrid, la
antesala del servicio en la Corte. Pero no hay constancias de ello. Lo más
probable es que el chico hiciera sus primeras letras en la Real Escuela de
Málaga. Aunque su verdadera formación la inició con el uniforme celeste y
blanco del Regimiento de Murcia. Hay quien dice que su padre alteró la fecha
natal para que el aspirante se acomodara a la edad mínima exigida: doce años.