Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

domingo, 25 de mayo de 2014

¿De qué se trata?

El primer monumento nacional fue la pirámide 
erigida en 1811 en homenaje al 25 de mayo del 
año anterior. Aquí se la ve en su antiguo 
emplazamiento, frente a la Catedral, 
el día en que la altiva Buenos Aires 
juró su propia Constitución, en 1854.
Hace exactamente 178 años, Juan Manuel de Rosas convocó al cuerpo diplomático en el Fuerte para celebrar el 25 de mayo. El discurso del Restaurador fue histórico de verdad, puesto que hizo una particular interpretación del 25 de mayo que él había vivido a sus diecisiete años.
Aquella gesta, dijo, no fue para “sublevarnos contra las autoridades legítimas constituidas, sino para suplir la falta de las que, acéfala la Nación, habían caducado de hecho y de derecho. No para sublevarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesión de su autoridad de la que había sido despojado por un acto de perfidia. No para romper los vínculos que nos ligan a los españoles, sino para fortalecerlos más por el amor y la gratitud, poniéndonos en disposición de auxiliarlos con mejor éxito de su desgracia. No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella…”
Para el Restaurador, lo de Mayo fue un acto heroico para eludir la anarquía de una España acéfala. No fue precisamente una revolución porque no estaba dirigida contra la monarquía.
Juan Bautista Alberdi mojó su pluma de desdén para contestarle: Rosas “no conoce la historia del país, o bien la quiere mal”. “Presentó a la Revolución como un paso de fidelidad, de subordinación colonial hacia la dominación de Fernando VII, y no como una insurrección de libertad y de independencia americana”.
Para el constitucionalista, el 25 de mayo había sido desde el vamos una gesta independentista y republicana inspirada en la Revolución Francesa que, por añadidura, contenía los gérmenes de un régimen representativo y federal.
Rosas, el primer revisionista. Alberdi, el primer liberal. Distintos modos de hacer uso de la historia.