La moda de la elegancia parisiense, revista de El Correo de Ultramar, 1881, París
|
Eugène Tandonnet, el amigo de Sarmiento, era distribuidor de
El Correo de Ultramar, una especie de
Reader’s Digest que compendiaba artículos europeos y estadounidenses en francés.
El Correo, desde luego, no era
inocente. Nadie podía serlo en aquella época de expansión del centro sobre la
periferia del mundo.
Tampoco era inocente La
moda de la elegancia parisiense, la revista que solía despacharse junto con
El Correo en el vapor de la carrera que venía de Montevideo. El dictado de la
moda, que de eso se trataba, prescribía cómo debían ser los cuerpos de la élite
de la Belle Époque.
La moda de la
elegancia parisiense, que se editó en París entre 1869 y 1886, no ocultaba
sus intenciones hegemónicas. Al contrario, las proclamaba a los cuatro vientos.
No sólo recomendaba “un traje corto de tafeta color malva”, también proponía
llanamente “modelos de cuerpos y tocados”.
Y allí iban nuestras aprendizas de burguesas, barriendo con
la cola de sus modernísimos vestidos las calles de tierra malamente apisonada.
Toda una metáfora.