Daniel Santoro, "La infancia de los próceres" (acrílico, 30x35) |
Nunca le pregunté a Daniel Santoro el sentido de la tapa que hizo para La infancia de los próceres (Biblos, 2004). Simplemente le conté que me interesó escribir sobre el imaginario social de la época en que esos hombres notables fueron chicos porque fue contra esa formación que habrían de levantar la revolución. Y Santoro lo relató en imágenes.
Los próceres no están. Sólo están en las cabecitas de fósforo de esos escolares que caen como campanitas con los guardapolvos inflados de cielo. Pasan de largo el basamento de un monumento oficial vacío. Es porque en la historia oficial esos hombres de sueños y de huesos no tienen lugar.